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Mujeres indocumentadas impulsan a los electores hispanos a votar por su comunidad

Karina Shumate, 21, a college student studying stenography, fills out a voter registration form in Richardson, Texas, Saturday, Jan. 18, 2020. Democrats are hoping this is the year they can finally make political headway in Texas and have set their sights on trying to win a majority in one house of the state Legislature. (AP Photo/LM Otero) Karina Shumate, 21, a college student studying stenography, fills out a voter registration form in Richardson, Texas, Saturday, Jan. 18, 2020. Democrats are hoping this is the year they can finally make political headway in Texas and have set their sights on trying to win a majority in one house of the state Legislature. (AP Photo/LM Otero)

Soila Rodríguez, oriunda de Puebla, México, y Karen Díaz, nacida en San Salvador, El Salvador, son las cabezas de decenas de voluntarios enfocados en movilizar a los votantes en la zona metropolitana de Los Ángeles, como parte de la campaña de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA).

LOS ÁNGELES, EE.UU. 1 marzo, 2020 (EFE) — A pesar de no tener derecho a votar por ser indocumentadas, Soila Rodríguez y Karen Díaz han dedicado una buena parte de sus días tocando las puertas de los electores hispanos para motivarlos a sufragar, y hacer que su voz cuente.

Rodríguez, oriunda de Puebla, México, y Díaz, nacida en San Salvador, El Salvador, son las cabezas de decenas de voluntarios enfocados en movilizar a los votantes en la zona metropolitana de Los Ángeles, como parte de la campaña de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA). “Tal vez no podamos votar, pero podemos tener nuestra voz y enseñar que existimos y que estamos presentes en esta comunidad, en este país”, explicó a Efe Díaz, de 27 años.

SIN FINES DE SEMANA POR UNA CAUSA

Esa pasión de Díaz para buscar voces que hablen por toda la comunidad es la que hace que desde hace varios meses la salvadoreña dedique sus fines de semana a recorrer vecindarios tocando puertas para explicar la importancia del voto. “Es la diferencia entre tener un nuevo parque, tener una nueva escuela, (…) o tener una tienda que tal vez va a vender armas, que va a traer más violencia a la comunidad”, explica con gran seguridad.

Preparada con estos argumentos, Díaz empieza su día de trabajo llevando en su camioneta a un grupo de voluntarios y repartiéndolos por parejas en diferentes zonas de un barrio. Es una estrategia que ella previamente ha diseñado. Hasta ahí, el trabajo no parece tan difícil; lo más complicado es tocar las puertas. Muchas no se abren, y en otras pueden encontrar gente que no quiera escucharlas.

La meta por hora es tocar las puertas de 20 casas, lograr al menos 4 contactos, dos “Sí” sobre el compromiso de votar y llenar los formularios del Censo 2020, y lograr que por lo menos una persona entregue sus datos para enviarle un recordatorio sobre el censo. Entre los mayores obstáculos están las personas que se definen con ideología conservadora. “Hay latinos que sí se registraron republicanos, y tal vez salen pesados, pero no creo que el partido es la razón por la que ellos no están interesados en hablar con nosotros”, reflexiona Díaz.

NI DEMÓCRATAS NI REPUBLICANOS

Al respecto, Rodríguez aclara que no están diciendo por quién votar. “Estamos motivando a las personas que vayan a votar con sus valores y con lo que piensan que es correcto para su comunidad”, indica la mexicana de 26 años. El mismo reto que Díaz tiene en la calle, Rodríguez lo tiene desde el centro de llamadas de teléfono de CHIRLA. Uno de los desafíos de la mexicana es poder entregar un mensaje completo a quienes la atienden al otro lado del teléfono.

“Les hablamos acerca de qué tan importante es que ellos representen a los que no tenemos la oportunidad de votar, especialmente a su familia, porque tal vez algunos no tengan papeles para poder votar”, explica. “También les recordamos de lo que está pasando ahorita (con las políticas de la Casa Blanca)”, añade. De acuerdo con la Oficina del Censo, la participación de los votantes latinos en las elecciones legislativas de 2018 tuvo un notable incremento en relación con los comicios de 2014. Más de 40% de los latinos en edad de votar lo hicieron en 2018 en comparación con el 27% de 2014.

Aunque actualmente hay más de 200 organizaciones a nivel nacional haciendo educación electoral, muchos de los más de 30 millones de latinos habilitados para votar en las elecciones de noviembre “corren el riesgo de que se les niegue la oportunidad”, advirtió esta semana Arturo Vargas, director de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos y Designados (NALEO).

EL LIMBO DE LOS SOÑADORES

Rodríguez ha experimentado en carne propia que el riesgo que corre en estas elecciones. Amparada por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) asegura que su motivación para movilizar a votantes es que no quiere “seguir estando en el limbo” de no saber si va a poder seguir adelante con sus sueños o no.

En ese sentido, Díaz apela a los inmigrantes que lograron convertirse en ciudadanos. “Yo sé que ellos también han pasado por muchos problemas de inmigración. Vivimos en la misma comunidad, hemos visto la misma pobreza, y creo que podemos conectar eso y entendemos qué tan difícil fue llegar a ese punto de poder votar”, dice.

MULTIPLICANDO ESFUERZOS

Este fin de semana, Díaz y Rodríguez no descansarán. Las inmigrantes esperan inspirar con su tenacidad a centenares de voluntarios que se unirán a la campaña para extender el trabajo a más de 20 áreas, dentro y fuera de la zona metropolitana de Los Ángeles que comprende cinco condados. El esfuerzo se enfoca en las votaciones primarias del próximo martes en 14 estados, incluidos Texas y California.

“Tenemos que decirles que estamos aquí, porque si no hay suficientes personas diciendo que están aquí, van a pensar que no hay necesidad de arreglar ninguno de los problemas que tenemos ahorita”, concluye Díaz.

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