WASHINGTON, EE.UU. 1 abril 2019 (AP) — Le faltan cinco años para poder postularse, pero Alexandria Ocasio-Cortez desempeña ya un importante papel en las elecciones presidenciales del 2020. Los demócratas quieren su apoyo. Se les pide que fijen posiciones ante su propuesta de un Nuevo Acuerdo Verde. Y la gente de Donald Trump la tiene entre ceja y ceja. “¡AOC apesta!”, gritaron los partidarios de Trump, usando las iniciales de la legisladora, durante la presentación del hijo del mandatario Donald Trump Jr. en un acto en Michigan el jueves pasado.
No hay dudas de que esta exmesera del Bronx, que se describe a sí misma con una socialista democrática, es el nuevo enemigo número uno de la base de Trump. A solo tres meses de asumir como representante nacional, Ocasio-Cortez, de 29 años, ejerce enorme influencia en el Partido Demócrata. El presidente del Comité Nacional Demócrata, Tom Pérez, dijo que ella representa “el futuro de nuestro partido”.
Los seis senadores que aspiran a reemplazar a Trump coauspiciaron el Nuevo Acuerdo Verde que ella propone para controlar los efectos del cambio climático. Y si bien Ocasio-Cortez es una protegida de Bernie Sanders, ella se ve con otros candidatos también. Hace poco almorzó con Elizabeth Warren. “Comimos labneh”, dijo en un tuit, aludiendo a un queso cremoso de yogur. “Último Momento: ¡También tomamos té helado!”, dijo a su vez Warren en su cuenta de Twitter.
Las métricas de rendimiento hablan por sí solas y la nueva legisladora tampoco se queda callada —cuenta hasta la sopa que está cocinando en Instagram— en todas las plataformas y en talk shows de televisión. La mayoría de los estadounidenses saben quién es Ocasio-Cortez a pesar de que lleva pocos meses en el Congreso. Es más conocida que varios candidatos presidenciales, incluidas las senadoras Kirsten Gillibrand y Amy Klobuchar, según la encuestadora Gallup.
Un análisis de febrero determinó que Ocasio-Cortez es una figura polarizadora, que puede resultar importante para los candidatos demócratas que quieren movilizar a los votantes y atraer respaldo de sectores moderados o indecisos. La legisladora se hizo más conocida desde que asumió su banca. En febrero, una encuesta de Gallup indicó que casi siete de cada diez personas tenían una opinión formada acerca de ella, comparado con la mitad en septiembre.
A medida que gana reconocimiento, sin embargo, aumenta el porcentaje de opiniones desfavorables, en buena medida como resultado de la imagen negativa de ella que pintan los republicanos. El 73% de los republicanos tienen una opinión desfavorable, comparado con el 52% de septiembre. Entre los demócratas, el 56% tiene una opinión favorable. Su destreza para manejar las redes sociales es lo que le da tanta influencia a Ocasio-Cortez.
En la segunda mitad de febrero, fue mencionada 3,64 millones de veces en Twitter, más que los líderes de ambas cámaras del Congreso (la representante Nancy Pelosi y el senador Mitch McConnell) juntos. Desde que asumió su banca en la cámara baja, los artículos sobre Ocasio-Cortez promedian 2.200 “me gusta”, “shares” o comentarios en Facebook, de acuerdo con la firma analítica de las redes sociales NewWhip. Eso es más del doble de lo que generan los artículos sobre Pelosi. Ningún otro demócrata se le acerca siquiera en esa medición.
Mucho antes de que los partidarios de Trump coreasen sus iniciales, Ocasio-Cortez ya los había irritado. Algunos republicanos abuchearon cuando ella prestó juramento. Otros dijeron que un vídeo en la que se la ve bailando en un techo siendo estudiante universitaria era inapropiado. O se burlaron de sus conocimientos de políticas públicas. El Nuevo Acuerdo Verde es una propuesta ambiciosa, y riesgosa, para demócratas que quieren demostrar que realmente desean combatir el cambio climático.
Los seis senadores que se postularon a la nominación demócrata —Warren, Klobuchar, Sanders, Gillibrand, Kamala Harris y Cory Booker— apoyan la iniciativa, que busca hacer a un lado los combustibles fósiles como el carbón y apelar a fuentes de energía renovables como el viento y la energía solar. Los republicanos parecen ansiosos por explotar los riesgos y las posibles divisiones de los demócratas en torno a este tema, presentándolo como una medida de corte socialista y una política costosa que aumenta la injerencia del gobierno.
Ninguno de los candidatos presidenciales demócratas asistió al lanzamiento de la iniciativa y Pelosi la describió como un “sueño verde”. A 48 horas del lanzamiento de su campaña, Klobuchar tuvo que explicar su apoyo a esa propuesta. “La veo como un marco de referencia para iniciar el debate”, declaró a CNN. La semana pasada, los republicanos del Senado forzaron una votación sobre la resolución, que es no vinculante, en un esfuerzo por obligar a los demócratas a fijar posturas en torno a lo que McConnell describió como una “novela de ciencia ficción de extrema izquierda”.
Sostuvo que puede resultar atractiva a San Francisco (el distrito de Pelosi) o en Nueva York (el de Ocasio-Cortez), “lugares en los que los demócratas parecen enfocarse exclusivamente hoy, pero las comunidades de prácticamente el resto del país serían aplastadas por esto”. En lugar de votar por el acuerdo, 43 demócratas, incluidos los candidatos a la presidencia que coauspiciaron la resolución, votaron “presente”.