LOS ÁNGELES, EE.UU. 19 marzo, 2020 (EFE) — Las primeras horas de la mañana de supermercados latinos en California se dedican ahora exclusivamente a las personas de la tercera edad para que puedan abastecerse de artículos de primera necesidad, en un intento de los negocios por ayudar al grupo con mayor riesgo de mortalidad por el COVID-19.
Este servicio de una hora, en el que solo se permite el ingreso de adultos mayores y discapacitados a supermercados es el que motivó al mexicano José María Estrella a ir a hacer compras a pesar de tener problemas de movilidad y tener que usar un caminador para desplazarse.
EVITANDO LOS TUMULTOS
Consciente de que son tiempos difíciles Estrella, de 68 años, llegó a las 06:15 de la mañana a las puertas de Northgate González Market, en la ciudad de Norwalk, para sacar provecho del servicio que esta semana instauró esta cadena de supermercados y que rápidamente otras tiendas hispanas siguieron. “Está bien este programa que dejen entrar a los mayores primero porque la otra semana no dejaban entrar, todo el mundo entraba a un tiempo”, explica el inmigrante del estado mexicano de Jalisco, quien lleva 45 años viviendo en California.
Estrella contó a Efe que no le molestó esperar 45 minutos en la línea; él solo quiere poder hacer compras tranquilo, evitando los tumultos. “Como quedé inválido no puedo caminar mucho. No más agarré poquito y ya no vengo hasta en una semana a ver si ya se va pasando la crisis de todo esto”, advierte.
EL PESO DE LA VEJEZ
A María Marmolejo, de 62 años, las compras de pánico desatadas desde hace al menos dos semanas en el sur de California por la propagación de contagios de COVID-19 le han afectado incluso su estado de ánimo. “Dan ganas de llorar, de verdad. Triste porque digo ‘Dios mío, ¿qué vamos a hacer si no tenemos lo básico?'”, cuenta.
La inmigrante oriunda de Ciudad de México relata que la semana pasada, cuando por fin pudo entrar a las tiendas, no encontró nada de lo que estaba buscando, como agua embotellada, papel higiénico, jabón y otros artículos de primera necesidad. Esta situación le evidenció que a su edad ya ciertas cosas son más complicadas. “Se nos hace muy difícil, la gente joven corre y agarra las cosas, y cuando uno va a ver ya no hay nada”, refiere.
La situación de desabasto incluso afectó a su hija, que no pudo encontrar pañales para su bebé en las tiendas de Los Ángeles. “Duele”, asegura la mexicana sobre la situación que estuvo viviendo.
NUNCA ANTES VISTO
En este sentido, Gabriel Macías asegura que en sus cuatro años de trabajo con Northgate González Market no había visto un alud de compradores de estas proporciones. “Mucha gente se está aprovechando”, asegura el trabajador. “Si les dicen que nada más puedes llevar cierta cantidad hasta se molestan”, agrega. Sin embargo, el inmigrante mexicano está acostumbrado a lidiar con está clase de retos.
Y es que a sus 74 años y estando en uno de los grupos de mayor riesgo de muerte por contagio del COVID-19, Macías es uno de los que ayudan con las compras a otros hispanos de la tercera edad, y después tiene que lidiar con la horda de compradores que parece no parar. “Debemos pensar en los demás. Por ejemplo, si sabemos que los artículos están un poco escasos, tratar de llevar nomás lo necesario”, zanja.
ASEGURAN ABASTECIMIENTO
Miguel González, analista de Servicio de Northgate González Market, dijo a Efe que no hay escasez de alimentos para abastecer sus tiendas. “Va a haber producto, sigue habiendo producto. Nomás les pedimos que compren lo que necesitan para su semana o semana y media”, apuntó. Además de la falta de productos básicos, otra de las mayores preocupaciones de los compradores es la posibilidad de que el Gobierno ordene el cierre de los supermercados, una idea que para González es improbable.
“El Gobierno entiende que nuestra necesidad más básica es comer, y tenemos que tener este tipo de establecimientos abiertos. Vamos a estar aquí”, subraya, tratando de hacer un llamado a la calma.