NUEVA YORK, EE.UU. 16 feb. 2019 (AP) — A principios de noviembre, circuló el rumor de que Amazon iba en serio con sus planes de construir una nueva instalación gigantesca en Nueva York. La ciudad, ansiosa por atraer a la compañía y sus miles de bien pagados trabajos tecnológicos, ofreció miles de millones de dólares en exenciones fiscales e incluso iluminó el edificio Empire State con el emblemático color naranja de Amazon.
Incluso el gobernador Andrew Cuomo se involucró: “Cambiaré mi nombre a Amazon Cuomo si es necesario”, bromeó entonces. Entonces Amazon hizo el anuncio oficial: escogió el distrito neoyorquino de Queens, en Long Island City, para construir un desarrollo inmobiliario con un valor de 2.500 millones de dólares capaz de albergar a 25.000 empleados, así como planes de crear oficinas nuevas en el norte del estado de Virginia.
Cuomo y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio —ambos demócratas que han sido adversarios políticos desde hace muchos años— calificaron la decisión de una gran victoria después de haber descartado más de 230 de otras propuestas. Sin embargo, lo que no esperaban fueron las protestas civiles, las audiencias públicas hostiles y los tuits ofensivos de los tres meses siguientes, que culminaron con el drástico anuncio de Amazon, en pleno Día de San Valentín, con el que rompió su romance con Nueva York.
Las críticas comenzaron a llover inmediatamente después del anuncio del 12 de noviembre de Amazon. El acuerdo incluía exenciones fiscales por un valor de 1.500 millones de dólares y subvenciones para la compañía, pero un análisis más profundo del paquete reveló que valían al menos 2.800 millones de dólares. Algunos de los mismos políticos que firmaron la carta para atraer a Amazon, ahora se oponían a los incentivos.
“Ofrecer enormes prestaciones, procedentes de los escasos recursos públicos, a una de las corporaciones más acaudaladas del mundo en un momento de mucha necesidad en nuestro estado, simplemente está mal”, dijeron en un comunicado conjunto el senador del estado de Nueva York, Michael Gianaris y el concejal de la ciudad de Nueva York, Van Bramer, demócratas que representan la región de Long Island City.
Al día siguiente, la portada del periódico The New York Post publicó una ilustración caricaturesca: el director general de Amazon, Jeff Bezos, colgando de un helicóptero y sosteniendo en cada mano sacos de dinero con efectivo que volaban por el aire. “PAGO DE RESCATE DE QUEENS”, decía el titular. Mientras tanto, el consejo editorial del periódico The New York Times calificó el acuerdo de “mal negocio” para la ciudad: “No sabremos en 10 años si los 25.000 empleos prometidos se materializarán”, advirtió.
Los manifestantes irrumpieron en una librería de Amazon en Nueva York y luego fueron a un mitin en las escaleras de un juzgado cerca del sitio de la nueva sede, bajo una lluvia torrencial. Tenían una larga lista de quejas: el trato se hizo en secreto; Amazon, una de las compañías más valiosas del mundo, no necesitaba casi 3.000 millones de dólares en incentivos fiscales; el aumento de los alquileres podía expulsar a la gente del vecindario; y la compañía se oponía a la sindicalización.
Mientras tanto, las dudas de Amazon sobre el proyecto comenzaron a manifestarse. El 8 de febrero, The Washington Post informó que la compañía estaba teniendo dudas sobre si debía establecerse en Queens. El miércoles, Cuomo negoció una reunión con cuatro altos ejecutivos de Amazon y líderes de tres sindicatos críticos del acuerdo. Los líderes sindicales se llevaron la impresión de que las partes tenían un marco acordado para futuras negociaciones, afirmó Stuart Appelbaum, presidente del Sindicato de Minoristas, Mayoristas y Grandes Almacenes.
El golpe final culminó el jueves, cuando Amazon anunció en un blog que daba marcha atrás. Eso sorprendió al alcalde, quien había hablado con un ejecutivo de Amazon la noche del lunes y no le dio “indicación alguna” de que la compañía se retiraría. Amazon todavía esperaba que el acuerdo se aprobara, según una fuente familiarizada con la opinión de Amazon, pero debido a la crítica constante de los políticos no tenía sentido que la compañía creciera ahí. “Me quedé atónito”, dijo De Blasio. “¿Por qué después de todo el esfuerzo que hicimos simplemente te retiras?”.