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EEUU: ¿Infraestructura de escuelas públicas está bien preparada para desastres naturales?

FEMA P-1000, Safer, Stronger, Smarter: A Guide to Improving School Natural Hazard Safety, Photo: FEMA FEMA P-1000, Safer, Stronger, Smarter: A Guide to Improving School Natural Hazard Safety, Photo: FEMA

Nuestras escuelas en Estados Unidos no están bien preparadas para resistir desastres naturales. Hoy en día experimentamos eventos más frecuentes e intensos relacionados con el clima, pero muchas de nuestras escuelas fueron construidas antes de que existiesen los códigos modernos de construcción.

Por: Heidi Castrillón — Directora fundadora de BizRepublic.com

NEW JERSEY, EE.UU. Septiembre 1 — A simple vista y sin el análisis pertinente parecería ser una cifra en extremo alarmista pero no lo es, porque el cálculo está basado en una profunda investigación desarrollada por especialistas del Centro de Peligros Naturales de la University of Colorado Boulder: en Estados Unidos, cada día unos 50 millones de estudiantes, desde el kindergarten hasta el duodécimo grado, están expuestos a un potencial peligro debido a la deficiente infraestructura edilicia de las escuelas del país.

DESASTRES SON MÁS FRECUENTES

En efecto, aunque muchas autoridades prefieran mirar hacia otro lado para no hacerse cargo del problema, amparándose posiblemente en que las muertes de estudiantes dentro de escuelas estadounidenses han sido escasas e infrecuentes (un tornado mató a siete personas en la escuela primaria Plaza Towers, en Oklahoma, en mayo del 2013), lo real y concreto es que nuestras escuelas en Estados Unidos no están bien preparadas para resistir desastres naturales como terremotos, inundaciones y tornados. Y no deberíamos esperar a que ocurra un desastre que ocasione cientos de estudiantes y profesores fallecidos para recién tomar cartas en el asunto.

Lori Peek, directora del Natural Hazards Center de la Universidad de Colorado en Boulder y profesora del Departamento de Sociología de dicha institución, es quien, a través de un estudio, ha puesto la voz de alerta: “Ahora experimentamos eventos y desastres más frecuentes y más intensos relacionados con el clima, incluyendo tormentas e inundaciones severas. Sin embargo, muchas de nuestras escuelas fueron construidas antes de que existiesen los códigos modernos de construcción”, ha dicho.

Si por ejemplo se aplicasen las normas actuales de uso de terrenos en Estados Unidos, que son más rigurosas que las del pasado, muchas escuelas no se habrían construido en los terrenos que actualmente ocupan. Advierte además la experta que unas 6.400 escuelas de todo el país, a las que asisten cada día unos 4 millones de estudiantes, fueron edificadas en terrenos inundables. También ha explicado, en declaraciones difundidas por su universidad, que las escuelas de 39 estados con riesgo significativo de sufrir terremotos incumplen con los códigos sísmicos, señalando a Alaska, California, Oregón y Washington como los estados con los mayores peligros potenciales. Remarca que unos 386.000 estudiantes de Washington acuden a clases en edificios construidos antes de que ese estado adoptase códigos antisísmicos.

FEMA P-1000: SAFER, STRONGER, SMARTER

Lori sabe bien lo que dice. Como estudiosa de las poblaciones vulnerables en situación de desastres, ha sido autora de “Behind the Backlash: Muslim Americans”, publicado después del 11 de septiembre. También ha sido coeditora de “Displaced: Life in the Katrina Diaspora” y coautora de “Children of Katrina”. Es palabra autorizada en la materia y uno de sus trabajos más conocidos ha sido desarrollar, para la Agencia Federal de Respuestas a Emergencias, (FEMA), junto con especialistas de otras universidades, una guía gratuita de seguridad escolar para la nación llamada “FEMA P-1000, Safer, Stronger, Smarter: A Guide to Improving School Natural Hazard Safety” (“FEMA P-1000, más seguro, más fuerte, más inteligente: una guía para mejorar la seguridad de los peligros naturales en las escuelas”).

Pero ¿cómo reducir estas vulnerabilidades? Desarrollando una estrategia integral para abordar los peligros naturales en las escuelas del país, trabajo que debe sostenerse en el tiempo y en el que deben participar funcionarios del estado, administradores, juntas escolares, encargados de emergencias, comités de planificación y todo ciudadano que desempeñe un papel en el suministro de escuelas seguras y resistentes a los desastres. Padres, docentes y estudiantes deben exigir en sus comunidades la reducción de estas vulnerabilidades.

Tener muy en cuenta la guía de seguridad escolar FEMA P-1000 es un buen comienzo. Ha sido publicada en junio del año pasado por un comité de gestión bajo la supervisión de la Federal Emergency Management Agency en la que, además de Peek, participaron Barry H. Welliver, Suzanne Frew, William T. Holmes, Christopher P. Jones, John Schelling, Thomas L. Smith y Edward Wolf, quienes al igual que nosotros, están convencidos de que los niños no solo tienen derecho a una educación sino que también tienen derecho a una educación en un ambiente seguro.

SEMINARIOS ABIERTOS AL PÚBLICO

Aprovechemos, como ciudadanos responsables, lo que nos advierten los expertos. Y aprovechemos también que en los próximos días, Lori Peek y otros especialistas participarán en seminarios abiertos al público por internet para que todos los padres conozcamos sobre qué terrenos han sido construidas nuestras escuelas y bajo qué condiciones de vulnerabilidad estudian nuestros hijos. “Es el primer paso para comenzar a pensar sobre este tema y para hacer preguntas”, ha dicho Peek.

No es en absoluto una justificación decir que en Estados Unidos, según las estadísticas oficiales, han muerto pocos estudiantes dentro de escuelas en los últimos años producto de desastres naturales y que por eso hay que dejar todo tal como está. Esa estadística, aunque cierta, nos mueve a engaño y a inacción porque no nos permite apuntar hacia otro gran problema: lo que ocurre después del terremoto, inundación o tornado, cuando las escuelas quedan destruidas y miles de estudiantes se ven obligados a desplazarse hacia otras ciudades más seguras. ¿Qué ocurrió, por ejemplo, tras el Huracán Katrina en 2005? Unos 300.000 estudiantes tuvieron que buscar otras escuelas, mientras que 160.000 de ellos jamás pudieron regresar a sus aulas.

Como dato adicional, en el centro de Estados Unidos se registran cada año un aproximado de 1.200 tornados y menos de la mitad de las escuelas públicas cuentan con refugios, refirió la especialista de CU Boulder. Ese no es un detalle menor, como tampoco lo es que haya 190 escuelas en la costa oeste del país y en Hawaii que han sido edificadas sobre terrenos que podrían ser alcanzados por un maremoto, situación que de producirse ocasionaría muchas víctimas debido a que en esas zonas no existe un fácil acceso a terrenos altos y seguros. Ha llegado la hora de hacer algo. No miremos hacia otro lado porque, como se señaló en un principio, no son pocos —de hecho, son unos 50 millones— los estudiantes de Estados Unidos en peligro a causa de una inadecuada infraestructura escolar frente a desastres naturales.

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